Mi tía Alicia, ocupa un lugar especial en mi vida, dijo Florencia, una paciente joven que atendí unos años atrás y hoy volvió a verme.
Ella me introdujo en el camino del Yoga, las meditaciones y la vida espiritual, agregó. Gracias a sus charlas y su ejemplo hoy estudio el profesorado de Yoga, para seguir sus pasos. Estoy tan feliz de haber encontrado mi carrera y mi objetivo en ésta vida, que por eso he venido a verte, para que me ayudes con tu terapia Floral.
Demás está decir que siempre las y los pacientes me sorprenden.
Desde luego le pregunté, ¿para qué has venido a verme entonces, si te sientes tan bien, tan entera, tan feliz y tan encaminada?
He venido a verte porque hoy la tía soy yo, Florencia; tengo dos hermosas sobrinas, que están en una situación difícil de atravesar, y necesito devolverle a mi tía Alicia su ejemplo y su amor, y lo haré con ellas.
Al instante recordé a mi amada tía Rosa, a los momentos maravillosos que pasamos juntas, llenos de risas, historias, siestas, veranos, y canciones.
Inmediatamente una sonrisa me invadió y pude empatizar con mi paciente; ésta vez ella, trascendería para siempre con sus propias sobrinas, en un gesto muy hermoso.
Te propongo: honra a tus tías y tíos, sin importar en que plano estén, algún sobrino o sobrina se beneficiará como lo hicimos nosotras un tiempo atrás.