Ella tiene 70 años, la llamaré Eugenia, llega a la cena y se la ve radiante, serena, armoniosa, alegre, y muy atenta. De a poco van llegando el resto de mujeres invitadas.
Observo y participo de las conversaciones, nos reímos, hablamos de viajes, de trabajo, de familia, del país….
Han pasado dos horas, y Eugenia ha hablado poco, ha observado y escuchado mucho, casi no se ha quejado ni criticado a nadie. Su semblante sigue igual al momento de su llegada.
Conclusión: Eugenia tiene la sabiduría que dan los años desde luego, pero, además, tiene la capacidad de no criticar ni juzgar, y eso es lo que le da tanta luz, brillo y hermosura a su persona.
Sólo por hoy les invito a que se auto observen y se pesquen en alguna situación de crítica o juicio, tanto hacia ustedes, como hacia otras personas, ¡les aseguro que se sorprenderán!
Rosaria Verissimo