El cuerpo, la mente y el espíritu son una unidad, no existe separación entre ellos.
Las emociones se anclan en la mente y de igual manera en el cuerpo, por eso al mover el cuerpo movemos las emociones, siempre.
Es así que después de una buena clase de yoga, podemos sentirnos livianos, pesados, tristes, alegres, con sueño, con energía, entre otras cosas.
Es imprescindible que la práctica este acompañada de alguna reflexión, o que esté enfocada desde la psicosomatología, para que los alumnos puedan tomar conciencia de su cuerpo, su mente y su espíritu; de lo contrario la clase se convierte en una simple práctica corporal, eludiendo el fin último del yoga que es la ¨unión¨.
Te invito a que pruebes, que experimentes, que le des la oportunidad a tu vida de un cambio radical.
El yoga es un viaje de ida. No por nada tiene 5000 años de antigüedad.
Rosaria Verissimo-Profesora de Yoga