Parte 1
Él me dijo: vas a ver lo que es viajar, a lo que le contesté ya he viajado al exterior algunas veces; él insistió, Europa no es Asia…. ¡¡¡Tenía razón!!!
Todos vivimos en el mismo planeta, la misma galaxia, el mismo universo; desde ésta concepción, las fronteras no deberían existir, pero indudablemente las culturas marcan la diferencia.
Muchos dicen a la India la amas o la odias, y puedo afirmar que esto es así. En mi caso particular, amo la India, aun cuando muchas cosas sean difíciles de comprender, aceptar y sobrellevar.
Estudié Yoga en Buenos Aires, en diferentes escuelas y por varios años, pero reconozco que conocí verdaderamente la disciplina cuando mis pies tocaron el aeropuerto de Nueva Delhi.
En India todo es Yoga, aunque la mayoría de la gente no practique la parte física; viven en lo diario con esa unidad de cuerpo y alma, por supuesto esto es una generalidad, porque las castas, las diferencias sociales, y la pobreza, los toca muy de cerca, y los centros de poder político y económico son idénticos a cualquier otro país del mundo.
Cuando llegas a la India entiendes todo, o casi todo. Reúnen y conservan tanta sabiduría ancestral, que puedes apoyar o no, pero que no puedes negar. Es como una escuela acelerada de la vida, como 10 años de la mejor terapia psicológica occidental y la mejor escuela de cocina; es el Mindfulness en su mayor expresión a través de los tiempos de espera larguísimos en cualquier cosa que quieras hacer; es la mejor enseñanza de tolerancia hacia los seres vivos y hacia las diferencias religiosas; es abrir los 5 sentidos de una manera extrema, porque no das abasto a ver tantos colores juntos, tantos olores, tanto ruido, tantas construcciones arquitectónicas, tantas comidas especialmente vegetarianas y picantes.
Todas las culturas tienen algo que las distingue y las hace únicas. Respetar la diversidad cultural es para mí, sentirme unida a otros humanos a pesar de las distancias y las fronteras.