Dentro de los sentidos, el auditivo siempre está alerta, aun cuando dormimos.
Todos oímos, pero no siempre escuchamos.
Es posible, además, que lo que oímos sea tan difícil de entender o de aceptar, que no lo escuchamos, por lo menos en ese momento. Cuántas veces nos pasa que alguien nos dice, ¡ si te lo dije!, y no podemos recordarlo.
Como siempre, el pasado pasó, es imposible volver atrás, pero es necesario que lo reparemos en el presente, para no repetirlo. Recordemos que aquello que no superamos, nos vuelve a pasar, las veces necesarias hasta que lo aprendamos.
Para escuchar hay que estar en el presente, imitando a un niño pequeño que pone siempre la atención en lo que sucede aquí y ahora.
Un niño escuchado será un adulto escuchador.
Es necesario parar, mirar profundamente y escuchar de igual manera.
Todo habla, con palabras en primera instancia, y otras veces sin ellas.
Propuesta:
A partir de hoy me propongo escucharte profundamente, aun cuando lo que me digas me lastime, me haga reflexionar o no lo comparta, pero te invito a que hagas lo mismo conmigo, porque la vida es un todo, no estamos separados, y todos somos responsables en ésta trama existencial.
Una verdad que nos arrasa , creamos tantas maneras de no escuchar, te leo y se me vienen a la cabeza muchas cosas
Gracias por encender luces intriores
Marisa querida!!! Me alegra tanto que te sirva!!!! Te abrazo y a seguir en ésta escuela maravillosa que es la vida misma!