Cuando le pregunté, ¿para cuándo lo querés?, contestó para ayer!!!!
Es una chica joven, médica, a la que llamaré Bety. Además de trabajar varias horas al día, hace cuanto curso de crecimiento personal se le cruza por el camino, en ocasiones hasta tres a la vez.
Tiene una gran necesidad de sanar muchas heridas de su niñez y está muy ansiosa por conseguirlo lo antes posible.
Le hablo de respetar el proceso y reacciona con cierto enojo al escuchar la palabra. Dice que esa palabra la tiene harta.
Le pido que me cuente que técnicas o terapias está haciendo; me nombra Constelaciones Familiares, Terapia Floral y Yoga (conmigo), Barras de Access, biodescodificación, tarot, y que sigue a varias personas en las redes sociales.
No puede identificar, ni individualizar los resultados de las Terapias que experimenta. Intento explicarle que lo ideal es hacer de a una cosa por vez, para profundizar en un tema, y no terminar teniendo algo así como una ensalada mental.
La ayudo a ordenarse y hacemos juntas un listado escrito de prioridades. Poco a poco comienza a deslizarse en el sillón, a sonreír y a sentir cierto alivio. Después de casi 50 minutos dice: ¨realmente tengo una ensalada mental¨.
Conozco infinidad de gente como Bety; personas llenas de necesidades, curiosas y decididas a comenzar una vida nueva.
Hay mucho afuera para consumir; infinidad de ofertas mágicas e inmediatas de sanación. Sin desvalorizar ninguna, mi sugerencia es:
Prueba de a una a la vez: respeta y espera el proceso interno.
Eres tu propi@ maestr@, afuera solo habemos guías.
En tu propio silencio, observándote y escuchándote, aparecerán tus respuestas y tu sanación.