(ésta historia es para demostrar que el Yoga y la Terapia Floral son complementos de la salud física y mental, maravillosos)
Es una mujer de 41 años, empleada en un comercio medio día, con dos hijos, uno de 12 y otro de 3 años. La llamaré Coty.
Hace unos meses vino a verme con la intención de mejorar su relación de pareja. Paralelamente comenzó a asistir a las clases de Yoga.
Entra, se sienta, se sonríe y cuenta: ¨Mi pareja me dice que desde que vengo estoy más loca, como sacada, que contesto a todo, que a veces digo mal las cosas, que ya no limpio ni cocino tanto, que él no puede ir al bowling como antes, que estoy muy cambiada y que ésta mujer que soy ahora, ya no le sirve¨.
Busca mi mirada, se sonríe y afirma:
¨No me siento sacada ni loca, me siento libre. Por fin puedo decir lo que quiero y poner los límites. A veces me sale con ternura y otras a los gritos. Me siento feliz, alegre, con proyectos, con ganas de vivir a pleno. Si esto es estar sacada o loca, que viva la locura¨.
Moraleja: Cuando un integrante de la familia cambia, todos cambian. Cada uno lo hace como puede con las herramientas que tiene. Respetar las necesidades del otro, acompañar su cambio y evolución con amor y empatía, encontrar acuerdos que les sirvan a toda la familia, es lo ideal.
Insisto, el Yoga y la Terapia Floral son caminos de sanación maravillosos. ¡Solo hay que animarse!