Parafraseando a Serrat, ¨Nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio¨.
¿Hasta cuándo vas a meter excusas y mentir?
Cuando ponemos excusas y mentimos, también nos mentimos a nosotras mismas, y nos contamos un cuentito para aliviar el dolor o la realidad.
Para pensar:
Ponerle el pecho a las balas es fuerte y difícil, pero el dolor, dura un rato no más; las excusas y los cuentitos, mantienen la herida abierta siempre.