ME PERMITO ENFERMARME
ADVERTENCIA: Esta nota sólo intenta complementar pero no sustituir ningún método tradicional de la medicina.
Éste tiempo tan particular del COVID-19, nos invita a reflexionar y a hacernos cargos de lo que hicimos en el pasado, y lo que hacemos o no hacemos, en la actualidad. Afuera no hay respuestas. El virus, nos han venido a enseñar muchas cosas, pero creo personalmente que la más importante es, a valorar cada minuto de nuestras vidas. La vida es hoy, en este presente continuo, ni ayer, ni mañana.
Cuando mi padre se enfermaba, mi madre le rogaba que fuera al médico o al hospital. Recuerdo una frase que repetía siempre, ‘Cata, así como vino, así se va a ir’. Dentro de la simpleza de mi padre, la sabiduría natural que poseía marcó mi futuro. Si se resfriada, bebía en la noche un vaso de vino caliente con miel, se ponía un paño frío con vinagre en la frente y se metía en la cama, con una muda de ropa al lado. A la hora o dos horas su fiebre bajaba, empapaba desde su ropa hasta las sábanas, se cambia de muda, y al otro día ya estaba mejor. Sin querer él me enseñó la importancia de auto-sanarse y sobre todo de hacerse responsable de haber contraído la enfermedad.
Partiendo de una concepción holística, podremos afirmar que la enfermedad no existe, sino los enfermos. Cada individuo es un ser único e indivisible, por lo tanto, tendrá una manera única y personal tanto de enfermarse como de sanarse. Enfermarse desde luego es más sencillo que sanarse y no siempre con el proceso inverso se revierte. Ahora bien, ¿Somos capaces de permitirnos estar enfermos? ¿Hasta que punto aceptamos la enfermedad? ¿Estamos dispuestos a hacernos cargo de ella? ¿Estamos preparados para reconocer por qué, cómo, cuándo y para qué, nos enfermamos? La mayoría de las veces no podemos contestar estas preguntas y en otros casos directamente las negamos.
Todas las enfermedades traen un mensaje; a veces pasamos una vida entera tratando de dilucidarlo y no siempre lo conseguimos. ¿Cuál sería entonces la mejor manera de encontrar el mensaje? Como principio dándole lugar a la enfermedad a que se manifieste. Para ello tendremos que aceptarla y traerla a la realidad; por lo tanto, no debemos tapar con medicamentos esa manifestación. Pero resulta que la mayoría de las personas no quiere sufrir, no quiere padecer ningún tipo de dolor o molestia, no puede por compromisos laborales permitirse estar en cama y atravesar el proceso de la enfermedad, tiene hijos pequeños que asistir y no puede quedarse en la cama, ha aceptado y comprado toda la propaganda del marketing y como parte de su consumo habitual se encuentran los fármacos, en fin, las causas y excusas pueden ser muchas y muy variadas. Entonces sucede que una enfermedad llega, inmediatamente tapamos el síntoma y llega otra enfermedad y así sucesivamente. En muchos casos no pasa de cosas simples, pero en muchos otros en enfermedades complejas y hasta terminales.
Para terminar quisiera invitarte a que le permitas a tu cuerpo a expresarse y a formar sus propios anti-cuerpos; si los tapas con cloro y alcoholes en gel, él no podrá hacerlo. Pero que quede claro, no hago apología de la irresponsabilidad, sino todo lo contrario; no te incito a que no te cuides, sino a que lo hagas, pero sin miedo. Tu cuerpo es tuyo, te pertenece sólo a ti, por lo tanto eres el único responsable en esta historia. Y por último, sigue todas las normas de higiene naturista preventivas, porque como dice un antiguo dicho, ´es mejor prevenir, que curar´.
NAMASTE
https://atmaescuela.com/wp-content/uploads/2015/04/la_enfermedad_como_camino.pdf
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