Las personas simples atraen compañías simples, y en definitiva la vida es simple, solo que por falta de libertad la hacemos complicada.
Un niñ@ que ha recibido suficientes permisos para hacer, decir, sentir y hacer lo que quiere, tendrá menos probabilidades de ser un adulto complicado.
Desde luego los límites son parte del amor, pero hay un límite para los límites, y aunque parezca un juego de palabras, ciertamente no lo es.
Alguna vez escuche por ahí, que los defectos son virtudes exacerbadas.
Si no pones límites, el caos llegará a la mente y al alma de ese niñ@ y si pones demasiados, la rebeldía y el futuro rebusque de no mostrar sus emociones auténticas, llegará en su edad adulta.
Permisos responsables seria el secreto en el camino de la salud mental y espiritual; pero para transmitir algo a otra persona, primero debemos sentirlo y hacerlo en nosotr@s mism@s; nadie puede transmitir falsedades, a la larga terminarán siendo descubiertas.
El rebusque es la mejor manera que tiene un niño en encubrir una emoción verdadera y auténtica y si es lo que ha recibido en su crianza, lo tendrá en su adultez, hasta el día que decida sanarlo.
Cuando uno se da la posibilidad de ser coherente, y no dual, o sea totalmente libre, el enrosque del que hablamos termina. Y sabes qué, se puede lograr sin herir ni lastimar a otr@s.