¡DORMÍ 8 AÑOS CON UN PERVERSO!

Con la voz entrecortada, las manos húmedas, y el corazón agitado, afirmó –dormí 8 años con un perverso y no me di cuenta-

Según el diccionario, perverso es quien obra con mucha maldad y lo hace conscientemente o disfrutando de ello.

Ella es Mariela, una mujer joven de tan solo 40 años, contadora pública, con una imagen externa impecable y una gran inseguridad encubierta. Afirma haber estudiado esa carrera para satisfacer a sus padres, pero en realidad le gusta el arte, sobre todo la danza. Cuando le pregunto qué inquietud la trae a probar la Terapia Floral, sostiene que no quiere volver a enamorarse, porque su última relación la ha descolocado mucho, sobre todo en la última semana, a pesar de haberla terminado hace aproximadamente 6 meses. La invito a que me cuente la historia, y no para de llorar y enojarse durante el tiempo que dura su relato.

Comienza a contar: hace 1 semana comencé a ordenar mis armarios, como una necesidad de organizar mi interior. Al hacerlo, encontré en un cajón memorias digitales y pendrives antiguos, a los que decidí revisar, antes de descartar.

A partir de éste momento su cara se transforma, su saliva se hace visible, me pide pañuelos para secar sus lágrimas y un vaso con agua.

Entre esos accesorios de pc, comenta que encontró algunos de su ex pareja y que al verlos pudo entender muchas situaciones por las que habían pasado, y hasta ese momento le eran inexplicables.

Llora plena de rabia y repite a cada momento, es un perverso, es un perverso.

Dice, ¨Tenía no solo muchas películas pornográficas de todo tipo, sino también fotografías de personas conocidas de mi ciudad, algunas desnudas, o con poca ropa.  También había una colección de –traseros- que sacaba con su pc cuando las clientas se iban de su negocio. En otros encontré, emails personales míos, donde antes de conocerlo, les contaba a mis amigas de relaciones amorosas anteriores; las copias tenían algunas frases subrayadas, que mi ex pareja, en algunas oportunidades solía repetirme, y que desde luego nunca pude entender cómo las conocía. Además, apareció una lista de números telefónicos de amigos personales que inexplicablemente habían desaparecido de mis contactos telefónicos; los llamé para preguntarles cómo estaban y por qué habían dejado de hablarme, y me contestaron que habían recibido de mi propio celular, mensajes donde yo, que obviamente no era yo, les decía que no quería seguir comunicándome con ellos, con distintas excusas en cada caso¨.

En unas horas de limpieza, se había dado cuenta que su ex pareja, le había hackeado todas las claves y que usaba su teléfono para borrar contactos, y para escribirles mensajes en su nombre.

El relato continuó en las sesiones venideras, con una gran intensidad, y con sucesos muy desconcertantes, que daban cuenta de los celos y las inseguridades de su ex pareja, maltratos, ninguneos, desvalorizaciones, rechazo a su familia, entre otras cosas.

Hoy después de 2 meses de tratamiento, se la ve más serena y menos enojada; más enfocada en su persona y en sus proyectos, y con una madurez repentina y sabia. Afirma y reafirma, que entendió que el problema lo tiene él por su perversidad, pero que también lo tiene ella por su ingenuidad.

Hay representadas en Mariela, miles de mujeres en el mundo, con historias similares.

Serenarse, distanciarse del dolor y la bronca, entender que hicimos lo que pudimos en ese momento y perdonarnos para rearmarnos a partir de lo aprendido, es la meta de ahora en más.

Siempre hay luz; lo importante es encontrar el propio camino, aunque suene para otros, egoísta.