VALORAR LA MUERTE

Confieso que ésta frase que les comparto, marcó mi vida; se la repetía mi padre a mi madre, cada vez que ella le hacía algún reclamo.

Mi padre era cocinero y peón marítimo; trabajaba en una empresa comercial del estado, que transportaba diversas cosas a todo el mundo. Su sueldo era mínimo y mi madre lo administraba como la mejor asesora de un gobierno progresista.

El cobraba y el sobre entero se lo daba a ella; bueno entero, entero no….. Sacaba unas monedas para nosotr@s sus hij@s y nos decía: ¨acá les dejo una propina¨ y guardaba otros mínimos billetes para comprar 100 gramos de pulpo. Si leíste bien 100 gramos; amaba el pulpo y en ese momento solo le gustaba a él, así que ese día del mes era una fiesta ineludible.

Cuando atravesaba la puerta con el paquetito de la pescadería, lo hacía medio de contrabando, porque sabía que se avecinaba el sermón de mi madre.

Cocinar ese puñado de pulpo era una gran ceremonia, así que preparaba su individual y su mesa como un banquete. Le echaba arriba provenzal y con un palito escarba dientes, pinchaba uno por uno y lo saboreaba por un rato largo.

Un día, estaba sentada a su lado conversando con él, hasta que mi madre entró impetuosa al mejor modo de una siciliana de película, con el repasador apoyado en su hombro izquierdo y se paró en el borde de la mesa. Apoyó sus manos en su cintura y mirándolo fijamente a los ojos le repitió la frase tan esperada: ¨claro hoy comes pulpo, y mañana, vas a comer sopa¨, a lo que mi padre, como siempre, la miró, y después de tragar su bocado, le dijo: ¡Cata, Mañana puedo estar muerto! Giró su cabeza, me miró, levantó mínimamente la comisura de sus labios, hizo el que me importa con sus hombros y con complicidad intentó convidarme un poquito. Yo me sonreí y guardé ese instante en mi corazón para siempre.

Hoy en el momento que escribo éstas líneas, han pasado ya, más de 40 años, pero doy fe que esa frase me guía y me sostiene día a día.

Mi padre me enseñó a valorar no sólo la vida, sino también la muerte, y que, valorar ésta última es tan importante como la valorar la otra.

Somos dualidad y antagonismo permanentemente, no puede existir una cosa sin la otra, entonces, ¿por qué deberíamos valorar sólo una?

Para terminar: algunos ejemplos de otras personas pueden servirnos para vivir mejor y ser más felices. Espero que el ejemplo de mi padre Manuel, te inspire como me inspira cada día a mí.

 

Acerca de Rosaria Verissimo

El naturismo es y será mi elección de vida. La Terapia Floral, el Yoga, la Alimentación Vegetariana, entre tantas otras cosas, han sido los pilares de mi trayectoria. Todavía queda mucho camino por recorrer. Tener un trabajo en el que pueda dar un servicio amoroso a la humanidad, es lo mejor que me ha pasado y me pasa. Infinitas gracias por confiar en los que sólo somos un camino a seguir.

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