Creo que el amor a lo que hacemos diariamente, es más valioso que cualquier título universitario.
En un grupo, como tantos, del Facebook, alguien preguntó si había profesores y si era así, qué enseñábamos. Yo conteste que era profesora de Yoga y de Terapia Floral y un suscriptor me preguntó, ¿hay una carrera para eso? Desde luego contesté que sí, e inmediatamente él, con millones de dardos dijo, en tal caso será un instructorado, no un profesorado… la continuación de la charla no viene al caso, sólo les diré que intenté explicarle algunas cosas y logré que se tranquilizara cuando le dije que había estudiado en la India. Lo cierto es que sus agresiones y su enojo me hicieron reflexionar. He pasado casi mi vida completa, dedicada a lo natural y la conexión con la tierra, desde distintos ámbitos. Los que me siguen y me conocen saben que esto es cierto, lo he contado infinidad de veces. Por supuesto éste joven no me conoce y desde luego tiene derecho a opinar lo que quiera, sobre todo, cuando en la actualidad el naturismo está más vinculado a una moda que a una elección de vida, salvo para unas cuantas personas que intentan cada día aportar y colaborar con la salvación, conservación y cuidado del planeta y de todos los seres que habitan en ella.
Reconozco que ha habido etapas de mi vida, donde perdí el rumbo, pero como dice la filosofía china, lo importante no es perderse sino encontrarse las veces que sean necesarias.
Admito que el ego, discusión mediante, quiso atraparme y emboscarme, pero no lo logró; sin embargo, después de una hora, estuve muy agradecida con aquel chico.
Pude darme cuenta gracias a él, todo el camino atravesado y todo el que resta atravesar; toda la incoherencia que tuve en algunos momentos como los que nombré cuando perdí el rumbo, pero toda la coherencia que sí tuve, en la mayor parte de mi vida. Pude ver también, la importancia de no quedarse sólo con los títulos que otorgan las universidades, sino con la práctica diaria de vivir como decimos y afirmamos que es mejor vivir. Me di cuenta que el mejor libro para leer, es el que uno escribe con sus acciones, y que cada vez que veo a un alumno, alumna o paciente sonreír, llorar, agradecer, estar feliz y con proyectos, no hay títulos universitarios que avalen lo que siento.
Gracias, infinitas gracias a ese muchacho que me devolvió las ganas de seguir ayudando a que más gente encuentre la coherencia, la paz y la felicidad en su vida.
